viernes, 2 de mayo de 2014

Capítulo 6: En sus malditas manos



Después de la violenta pero extraña discusión que tuvieron esclava y negrera Sandy no logra concentrarse en su trabajo, aún no llega el técnico y eso incrementa su neura. Mario tiene una razón más para odiar a Herr Linda: le dañó el buen momento que estaba viviendo al estar más cerca de su amor lejano.

- ¿Con qué derecho cree ella que puede hablarme así? - murmura Sandy.

- ¡Se está pasando de la raya! - le contesta Mario, del mismo modo.

Aún siguen juntos hombro con hombro, intentando tomar el ritmo que llevaban antes de que apareciera la nazi, Sandy no puede concentrarse a pesar de que sabe que está dando pie para que Herr Linda cumpla con su amenaza. Esta atada de pies y manos: Su jefe inmediato, quien puede botarla a la más mínima falta es aquella mujer que volvió loco a Dante, por la que él cometió tantas locuras en nombre del amor, la mujer por la cual cedió negándose a sí mismo y a su deseo de amarla libremente. Depende de la mujer que más ha odiado desde que Dante se la mencionó la primera vez:


- ¿Qué le vio él a ese bagre? - sus pensamientos se han vuelto audibles para Mario, quien está completamente seguro de que su amiga, a la que tanto ansía llevarla a la cama, ha sumado correctamente dos más dos.

- Si lo dices un poco más fuerte, saldrás de TestPharma el día de hoy - le advierte Mario - ¡Herr Linda puede escucharte! - y abre paso a su perversa curiosidad - ¿acaso sabes qué relación tuvieron esos dos?

- Es que… no es lo que piensas - no reconoce la fea verdad ni a su reflejo en el espejo.

- Yo no estoy pensando nada - afirma él.

- Mira… parece que la señora tenebrosa ha quedado prendada de mi novio, y creo que se dio cuenta de que somos pareja…

- ¿Cómo puede ella darse cuenta de eso con sólo la mirada?, ¡yo sé que es una bruja!, pero de ahí a…

- Tu no sabes qué pasó después de que dejamos la oficina del director - puntualiza Sandy, interrumpiendo a su amigo - Dante me defendió a capa y espada junto con el director, el señor Rafael me lo dijo cuando me mandó a llamar y de paso me ofreció su total apoyo para salir de aquí.

- Bueno, yo no creo que sea solo eso amiga - prosigue él con su siniestro plan que salió de la nada - ¡ellos se conocen de antes!, Dante se quedó frío cuando la vio, ¡ellos tuvieron algo!, ¡estoy seguro!

- ¡Deja de decir sandeces! - ella lo reprende.

- Bien, ¿por qué no le preguntas a él? - le reta él - así saldremos de la duda. 

- ¡No lo haré! - miente ella - ¡déjate de vainas Mario!.

Lo primero que hará la sexy pelirroja es someter a su novio a un intenso interrogatorio, pero por el momento no le dará la satisfacción a su amigo.




Emma llega por Sandy a “Auschwitz”, lo que pasó en la oficina del director técnico se ha esparcido como las semillas de la bonga que flotan en el aire, obviamente en el área donde trabaja Emma están furiosos porque no sólo fueron “abandonados” por su jefe máximo, sino que además deben revelar uno de los procesos exclusivos de los analistas de laboratorio a los maquilladores de TestPharma, como suelen llamar ellos a los que trabajan en el área de documentación técnica. No quieren que Sandy se asome siquiera por los corredores del laboratorio de control de calidad. Emma encuentra a Sandy aún al lado de Mario, aparentemente concentrada en lo que tiene encima de su puesto pero sabe que esa es tan solo una fachada, los ojos de Sandy están opacos:

- Sandy, necesito que me acompañes a comprar algo y almorzamos fuera.

- ¡Me les pego! - afirma Mario - hace rato que no salimos los tres.

- Está bien - le responde Emma - voy a comprar ropa interior, ¿estás seguro que quieres ser el único hombre en la tienda?, tú sabes que en mi tienda favorita solo venden ropa interior para mujeres y los pocos hombres que van son los del otro bando...

- ¡Será en otra ocasión! - automáticamente desiste de su propuesta el joven - ¡que les rinda! - se retira y sale con otros compañeros a almorzar.

Las dos amigas salen en el carro de Emma, el que compró en compañía de Sandy y por el que ella sintió una tóxica envidia y moría lentamente mientras manifestaba su agrado por la reciente adquisición de su amiga, ¡si tan sólo Sandy ganara un poco más!

- ¡No lo soporto! - declara Emma.

- ¿Tan mal quedaron ustedes después de terminar? - pregunta Sandy.

- ¿Te parece poco el hecho de que él está profundamente enamorado de otra mujer? - replica Emma - ¿qué harías tú si cada vez que te acostaras con Dante, él estuviera fantaseando con otra y susurra su nombre y le confesara su amor a esa otra mujer mientras te está penetrando?, aún lo recuerdo: “Te amo San…”.

Sin pensarlo, Emma manda sus dos manos a la boca soltando el volante e inmediatamente las regresa al perder el control momentáneo del vehículo, pero ni eso sacó a Sandy de su asombro al suponer que en todas esas escasas ocasiones de intimidad Dante estuviera pensando en esa mujer y no en ella, ¿cuanto hace falta para que susurre “Herlinda” junto con un “te amo” a su oído mientras están en pleno coito?, su mente estaba lejos de ese carro cuando Emma casi le revela que ella es esa niña tonta que no le hace caso a su muy querido amigo. La conductora exhala de alivio al no provocar un accidente ni en la vía ni dentro de su carro, pues le había prometido a su ex no decirle nada a Sandy acerca de su devoción secreta hacia ella, disfrutando así de ver la humillación de él al no provocar en la pelirroja ni el más sucio pensamiento, con eso ya pagó por su ofensa y con intereses.

- ¿Estás bien Sandy? - pregunta Emma para corroborar si Sandy había escuchado algo de sus últimas palabras antes de perder el control de su auto

- ¿Eh?... ah, ¡si! - no se dio cuenta de nada.

- Debo admitir que extraño tener intimidad con alguien - admite ella para desviar el tema un poco - debo reconocer que el próximo que llegue debe ser mejor que Mario en la cama, ¡él es puro fuego!

- Lástima que te haya hecho esto - lamenta Sandy - yo fui la celestina de ambos, yo creí que le gustabas a Mario.

- No te preocupes por mí, más bien preocúpate por tí que te ví triste y por eso te saqué de allí, ¿que fue lo que pasó con la señora tenebrosa en la oficina del adúltero ese que me gasto de jefe?

Con Emma no tiene secreto alguno, Sandy comienza a soltar toda esa mazamorra de pensamientos que no la deja en paz además de contarle los pormenores de esa reunión en la que Herr Linda la empujó de cabeza al pozo de los leones pero no sintió alivio alguno.




**********


La tarde camina a paso de tortuga para Sandy, el calor que hace en el área por la falta de aire acondicionado la golpea más fuerte que cualquier otro día. Sandy se consume en sus pensamientos mientras el técnico de sistemas emparapeta su computador de dotación. Ahora que lo piensa, Dante no le dijo nunca el nombre de la susodicha mujer con la que tuvo tan tormentosa relación, sólo se refería a ella como “esa mujer” o simplemente “ella”, nunca quitó el velo acerca de la identidad de la mujer que le causó tanto daño, en los principios de su relación él fue honesto y le dijo a Sandy que hacía dos años tuvo una relación con una mujer casada, que la había amado mucho y le costaba olvidarla pero que algo había pasado el día en que ella se presentó en la oficina de su jefe al que estaba reemplazando para que le firmara esos bonos para taxi y la lista de alimentación que no podía dejar de pensarla; ni ella tampoco se refirió a Herr Linda por su nombre, sino por sus muchos alias que le servían para mofarse en venganza por su constante maltrato, Dante sólo la conocía como “la nazi”, “la señora tenebrosa”, “la maldita perra”, “la frigidísima señora”, “la vieja sata”, entre otros más y nunca le dio pistas acerca de la identidad de la persona que le estaba robando el tiempo para estar con ella y mucho menos para enterarse de que se refería a aquella mujer a la que amó tanto y lloró lágrimas de sangre por ese amor prohibido que vivió, una cosa es cierta: Herlinda los había hecho sufrir a ambos, si tiene algo de humana será el físico porque es un ser incapaz de respetar y mucho menos de dar amor. Su frustración se agudizaba más al no tener noticias de Dante desde aquella reunión en la oficina del director técnico, no ha dado señales de vida.

Debido al retraso de los técnicos del área de sistemas para llegar a “Auschwitz” para emparapetar los remiendos de computadores que tienen Sandy y sus compañeros, además de ser la voluntad de la SS Herlinda Garay, Sandy y sus compañeros tenían que quedarse una noche más. Mientras que los compañeros subían en manada a la cafetería del tercer piso para tomar su cena y aprovechar que a esa hora el lugar estaba despejado y comer sin soportar desplantes de sus “compañeros” de otras áreas de TestPharma, Sandy se quedó para hacer las correcciones producto de la revisión que había hecho con Mario, bueno, lo que alcanzó a revisar antes que Herr Linda hiciera estragos en ella y no parece que termina aquí, contrario a otros días, ninguno había escuchado la famosa frase insignia de su mentadísima jefe: “Y lo quiero listo para mañana temprano”, ¿será posible?

- Sandra, - aparece Herr Linda de la nada y comienza a ladrar - ¿dónde están sus compañeros?, ellos saben que no se pueden ir.

- Están en cafetería comiendo, “jefe” - responde Sandy con aparente indiferencia

- ¿Y usted por qué no ha ido?

- Quiero adelantar para irme más temprano

- Si usted piensa que se va a ir temprano… porque yo lo dudo mucho, debería ir a comer que la noche es larga

- Trataré, no se preocupe “jefe”

Ahora mismo la frigidísima señora (ahora tiene más razones para llamarla así) tiene la sartén por el mango y no puede descargar su ira en ella como se hace a los maniquis que dan los loqueros para que uno se descargue sin herir a nadie. La señora tenebrosa se retira a su puesto.

Y para qué llorar, pa' qué si duele una pena, se olvida.. y para qué sufrir, pa' qué si así es la vida, hay que vivirla Lalalé.

- ¡Tengo que cambiar ese ringtone de mi celular! - susurra Sandy.

Sandy contesta sin siquiera ver en la pantalla quién la llama, experimenta una dicha manchada de frustración y amargura al escuchar la voz del otro lado de la línea, aún así aprovecha para marcar el territorio como suyo ante la amenaza latente y utilizar la excelente acústica de la bodega que convirtieron en oficina para que Herr Linda pudiese escuchar incluso desde su puesto:

- ¡Hola mi amor! - contesta en voz alta con falsa sorpresa - ¡te extraño mucho!

- ¡Yo también mi amor! - manifiesta Dante - nena no te pude llamar todo el día, estuve con el doctor Reinaldo llenando unos papeles, se portó más duro conmigo por lo que pasó después de que se fueron ustedes a “Auschwitz”.

- Algo sé de eso - notifica ella, bajando el tono de su voz - ¡no debiste arriesgarte así por mi!

- Sabes que mi padre es uno de los accionistas de TestPharma - asegura el novio - ambos estamos cubiertos, pero debo reconocer que fui descuidado. ¿Sales tarde otra vez?

- Si, pero SALDRÉ a las ocho - acentúa ella para notificar a la nazi.

- Te voy a recoger entonces y te llevaré a mi apartamento un ratito para luego dejarte en tu casita después

- Nos vemos a las ocho, estaré en portería para irnos a tu apartamento mi amor - Herr Linda deforma sus labios hacia un lado en señal de incredulidad salpicada con ira.

- Sandy - dice él con voz ronca - ¡te amo con toda mi alma!, pase lo que pase eso no cambiará jamás.

La mujer de cabello rojo hasta las orejas es sacudida por una descarga eléctrica al escuchar esas palabras que le están astillando el corazón porque duda acerca de los sentimientos reales de Dante hacia ella, pero no le dará el gusto de mostrar su dolor a su rival para que vea su debilidad.

- ¿Amor?, ¿estás ahí?, ¿Sandy?

- Si - logra responder en el esfuerzo por evitar la estimulación de las glándulas lacrimales.

- Nos vemos al rato, ¡chao!

Herr Linda, quien espiaba a Sandy desde el sitio donde están las multifuncionales, más que ira hacia la nueva novia de su amado Dante, la embarga el arrepentimiento, el único que ha sido genuíno en su existencia, desea más que nada poder regresar en el tiempo y decirle a él que lo dejaba todo, incluso a sus hijos.




Sandy deja su trabajo listo para revisión faltando media hora para las ocho de la noche, se acerca al puesto de Herr Linda a dejarle los documentos, la nazi lo recibe y los pone con suavidad encima de su puesto de trabajo, embargada por la duda sobre si deja ir a Sandy o no inventando algo para que se quede, pero no puede embolatarle la salida, ya todos sus compañeros se habían ido a sus casas, decide dejarla ir, no obstante la sigue con mucho cuidado de no ser descubierta, aprovechando la falta de luz que hay en ese espacio de TestPharmahasta la puerta principal. Sandy llega a la portería y divisa el carro de Dante estacionado en toda la puerta y él afuera esperándola, Herr Linda no llega hasta la portería pero se queda cerca del portón de la entrada vehícular que no es más que una verja con un dispositivo para que se abra, se esconde detrás de una planta cercana a la verja. Sandy sale y es recibida por un mimoso Dante, esa escena no tiene nada que envidiarle a una película romántica: Dante aprieta la cintura de su novia y le da un beso apasionado, de esos que parecen no tener fin, aprovechando la complicidad de la noche y la ausencia de porteros que estuvieran contemplando la escena, a excepción de una amargada Herlinda quien ve que el amor de su vida la ha olvidado y reemplazado por una mujer que a su vista es peor que nada. El dolor cae en ella como granizo y su corazón se arruga con el largo y profundo beso que Dante le da a Sandy y que antes eran solo para ella. Su celular interrumpe su martirio, la llama su esposo al que no ama:

- Elder, no iré temprano a casa...

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